En tierra del Señor de Los Anillos

Hablé con el Pinguo. De nuevo aparece con historias surrealistas que se pasan de divertidas.La más reciente fue la de la fiesta de fin de año en Armando Records con los dementes amigos del colegio. Me contó que mientras buscaba quién le prestara fuego para prender un cigarrillo, se encontró con un señor altísimo (aclaremos gente que el Pinguo mide 1,55, si acaso). Cuando le pidió un encendedor, vio que tenía dos cigarrillos en la mano y él, por joder como siempre, le dijo, Oiga ¿y es que usted se cree Gandalf y hace figuras con el humo? A lo que Gandalf respondió, Tranquilo Hobbit, esta será una buena fiesta.

Sólo el Pinguo tiene tal suerte fiestera que terminó en casa de Gandalf con dos bellas elfas. Rumbas memorables las de este Hobbit.

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