El Barrio Santafé

Salvo una pequeña estampida de cansados trabajadores que subieron al bus en la estación de la 76, el viaje en Transmilenio transcurrió sin incidentes sobresalientes. La ciudad se veía calmada o más bien pasmada, como quien esconde un oscuro secreto. Aguzando más la vista puede notar una que otra puta con el pecho descubierto, pero fueron las luces rojas que anunciaban una posada, las que atraparon mi atención. Es esa zona, la de la 26 aun destruída que conecta al sur con un reguero de burdeles, la que enciende mi imaginación. Seguro mis ideas son más inocentes que las verdaderas historias que se repiten todas las noches en el barrio Santafé.

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