Para de buscar la aprobación de los hombres

Mi sobrina es la menor entre dos hermanos varones. Sobre ella cae el peso de ser la pequeña y de ser la mujer. 

Aunque es una niña y sus hermanos hasta ahora se acercan a la adolescencia, y a pesar de crecer en una familia de mujeres que se arreglan la vida solas desde siempre, puedo reconocer en ella esa necesidad que ha marcado mi vida. Desde los más simples gestos, hasta decisiones importantes han estado manchadas de la incómoda necesidad de ser vista por un hombre. 

Cada vez que sus hermanos la ignoran y Viole no encuentra más refugio que en su mamá, en su abuela o en mí, reconozco la ansiosa búsqueda de ser vista y reconocida por amigos, compañeros, novios y hasta desconocidos. 

Agradar. Lucir atractiva, interesante, falsamente inalcanzable. Casi todo (me doy algo de crédito optimista) para recibir su aprobación. 

Los años me enseñaron al menos al reconocerlo y así no haya dejado de buscar esa mirada completamente, lucho contra ese impulso y eso es ganancia. 

Tal vez la ganancia completa no sea para mí, sino para Viole que me responde un "Sí señora" cuando le digo: No hay que buscar la atención de los hombres nunca. Ni siquiera la de los hermanos. 

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